Sede

Iglesia de Santa María de Palacio  

 

En esta iglesia son visibles, tras un cierto detenimiento, las tres épocas fundamentales de su construcción. De alzado en los siglos XII y XIII; de ampliación y algunas reformas en el XVI, y de consolidación y reconstrucción en el XVIII. Según los recordados señores don Esteban Oca, don Narciso Hergueta y don Ruperto Gómez de Segura, el emperador Alfonso VII dotó al Prior y Canónigo regulares del Santo Sepulcro de Jerusalén "con su casa Imperial, que tenía en esta villa, otras rentas y muchas heredades", añadiendo "por privilegio de 1165 el rey Alfonso concedió a dicha Orden diferentes prerrogativas y la recibió de su Real Patronato, y la dio el Palacio, casa y heredades en dicha villa de Logroño".

   En virtud del testamento de don Alfonso I, el Batallador, rey de Aragón, muerto hacia finales de 1135 sin sucesión, quedaron herederas de su Reino y por partes iguales tres Ordenes de Jerusalén: la del Santo Sepulcro, la de San Juan y la del Temple. Cuando años después se verificó la concordia, para este caso, entre esas tres Ordenes religioso-militares y los reyes sucesores en España de El Batallador, el Patriarca de la del Santo Sepulcro en Jerusalén, Guillermo I envió al canónigo Giraldo para que fundara en España, conviniéndose con Ramón Berenguer IV en erigir la casa matriz para el Reino de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca en Calatayud, lo que se hizo de 1146 a 1156.

   Muy inmediata a esta fundación debió ser la de Santa María de Palacio de Logroño, pues también se erigió por el mismo canónigo Giraldo, quedando aquí de primer Prior, como residencia de la Jurisdicción de la Orden en el Reino de Castilla y de acuerdo todo ello con el rey don Alfonso VII que la introdujo en sus dominios en el año 1155.

   El templo posee una sobria portada clásica, algo herreriana, con un amplio hueco de puerta adintelada encuadrada por clásico entablamento de orden dórico con dos pares de columnas estriadas y una hornacina que cobija a la Asunción y Coronación de la Virgen, que recuerda la advocación de la iglesia desde el siglo XIII, y que es obra de Juan de la Riba, quien la construyó en la primera mitad del XVII, y una torre del XVI, de planta cuadrada de cuatro cuerpos, construida con la misma piedra y aparejos empleados en el pórtico.

   En su exterior destaca la bellísima aguja piramidal, que en su base tiene ocho bohardillones con agudos piñores que cobijan sendas ventanas de arco apuntado con tracería pétrea.

   El interior ha sufrido numerosas reformas y en el que son dignos de admiración tanto los retablos como las imágenes, coro, verja, sacristía, claustro..., constituyendo todo el conjunto verdaderas filigranas de arte que determinaron le fuese concedido el privilegio de ser nominado este antiguo y entrañable templo logroñés "Monumento Nacional".